sábado, 28 de agosto de 2010

La sombra de Mammon, de Antonio Gil y comentarios.




Antonio Gil es el principal escritor de la narrativa histórica chilena actual, autor de “Las playas del otro mundo”, "Hijo de mí", "Mezquina memoria", "Cielo de serpientes", además de ser columnista de Las Últimas Noticias
Fue despedido debido a presiones del presidente de la Comité Representativo de entidades judías de Chile CREJ, Gabriel Zaliasnik, otros despedidos son la periodista Ana Verónica Peña, Editora de dicho diario y el ilustrador Pepe Gai, ella por haber dado el victo para ser publicada la columna de Antonio Gil y el ilustrador por “Ilustrar”.
Recordemos que hace un año el mismo Zaliasnik por medio de una carta a Chilevisión logro la censura del Panelista Salfate del espacio “Así Somos” el cual pretendia denunciar la conspiración sionista tras el ataque el 11 de septiembre de 2001 a las torres gemelas.
Las intenciones son claramente las de amenazar a la sociedad, las de coartar la libre expresión de los periodistas y los medios de información.
Todo este ambiente creado por el Sr. Gabriel Zaliasnik enrarece la sana convivencia de nuestro país, sobretodo expone a los judíos chilenos a un antisemitismo fomentado por él mismo y sus practicas de montaje, matónajee, trafico de influencias y abuso de poder en nombre de la comunidad judía.
¿Realmente la comunidad judía merece a un bravucón de patio escolar como líder? Sinceramente no, desde que inicio su apostolado de odio, Zaliasnik a provocado el descrédito de la comunidad judía.
A propósito del dios Mammon, esta es la mamona carta del Director de La Nación (
Daniel Platovsky T ) redactada, quizás aun, con la leche seminal en los labios.


Nota del Director
Jueves 26 de agosto de 2010 Opinión

En relación con un artículo publicado en la última edición de La Nación Domingo, de autoría del columnista Antonio Gil, hemos recibido una carta del presidente de la Comunidad Judía de Chile que será publicada en extenso en la próxima edición dominical de este diario.
Adelantamos nuestras disculpas públicas a la Comunidad Judía por las alusiones e interpretaciones que despertó la mencionada columna y que claramente se alejan de nuestra orientación pluralista y respetuosa de la dignidad de las religiones, pueblos y personas.

A continuación el articulo de Antonio Gil, decida usted si mereció o no la censura, o si mereció la cesantía de tres personas.


La sombra de Mammon

Por Antonio Gil


“Y entonces la bella e inexorable Melpómene y el fiero Wekufu se desvanecen para dejar su lugar a Mammón, el demonio judío de la avaricia y la codicia. Desaparecen pues de nuestro imaginario de golpe las presencias idealizadas, sublimadas, de lo inevitable, y emerge, con un retintín de oro, el verdadero culpable de la totalidad de nuestros males.A veces creemos entrever, como en sueños, erguida contra nuestro óseo roquedal andino y en el “puro cielo azulado”, la figura bella y feroz de Melpómene. Ella, la musa griega inspiradora de la tragedia se nos presenta siempre tal y como es descrita en los libros: “ricamente vestida, grave el continente y severa la mirada, generalmente lleva en la mano una máscara trágica como su principal atributo, en otras ocasiones empuña un cetro, una corona o un puñal ensangrentado”.Otras veces, entre los silbos del viento sentimos allegarse la presencia sigilosa de Wekufu, el dios mapuche de la muerte y la destrucción, batiendo a Ngenechen, el dios de la vida. Y los números terribles se repiten en este ineludible triunfo de la fatalidad. El 27 de noviembre de 2005, 33 personas abordaron una embarcación de sólo 6 metros de largo, con capacidad para 16 ocupantes. Además la lancha llevaba carga. Las siempre peligrosas aguas del lago Maihue, que en mapudungun significa copa de madera, y el sobrepeso de la adicional, hicieron naufragar el pequeño lanchón.Hay ocasiones en que el desastre (que como sabemos quiere decir “lejos de la estrella”) exige un poco más para su morral, como ocurrió el 18 de mayo de ese mismo año cuando en la zona cordillerana de Antuco, al interior de Los Ángeles, murieron congelados 44 soldados conscriptos y un sargento. La mayoría de las veces se trata de gente pobre, de miembros de los sectores más frágiles y abandonados de nuestra sociedad. Y entonces la bella e inexorable Melpómene y el fiero Wekufu se desvanecen para dejar su lugar a Mammon, el demonio judío de la avaricia y la codicia.Desaparecen pues de nuestro imaginario de golpe las presencias idealizadas, sublimadas, de lo inevitable, y emerge, con un retintín de oro, el verdadero culpable de la totalidad de nuestros males. Un demonio cebado en el lucro y en la más extrema cicatería. Ese es el verdadero demonio que gobierna, desde hace ya demasiado tiempo, el alma de Chile, arrasando a la bella Melpómene y al guerrero Wekufu, quienes no hacen otra cosa que cumplir sus deberes cerrando los ojos. Si vemos caso a caso las grandes desgracias que ha sufrido el país, descubriremos tras cada una de ellas la sombra de Mammon y sus explicaciones y comisiones y mentiras. Balseraphs son nombrados en las antiguas tradiciones los “abogados infernales”.“Los Balseraphs que sirven a Mammon pueden convencer a sus víctimas de que hasta el hecho más atroz será en extremo beneficioso”. Son los demonios que ofrecen indemnizaciones y compensaciones. Antes de la caída, Mammon era un serafín al servicio de Dios. Pero su corazón se llenó con el deseo del oro y se unió a Satanás en la rebelión contra el Creador. Cuando la guerra en el cielo terminó, según la tradición rabínica, “los pecados de Mammon eran peores que los de cualquier otro de los caídos”.Y él hoy, por desdicha, ha penetrado incluso en las iglesias, en los ministerios, por no hablar de entidades financieras, que es donde pernocta diariamente. Wekufu y Melpómene retroceden con horror cuando ven el recorte de presupuesto para una nueva lancha en un lago remoto. Cuando se asoman sobre el hombro del contador, que con su lápiz rojo elimina defensas en los socavones mineros u “optimiza” los gastos en material de invierno para los soldados que sirven a la patria. Chile está en guerra. Tenemos que aniquilar a ese demonio antes que todos seamos avasallados por la bestia”.


En todo caso ni la comunidad griega le a molestado el uso de la figura trágica de Melpómene, ni a los mapuches la del destructor Wekufu.

Si incontables periódicos y artículos denostan a la iglesia católica, no viene el cardenal con un garrote, ni te despiden, ni te pasan por la cárcel.
Si hacen una película llamada “Código D’Vinci” donde tratan a la Iglesia Católica como estropajo, no pasa nada.
Si a un dios como “Thor” le hacen una tira cómica infantil, ningún Asatru demanda o impide la publicación.
Si como muchas veces a pasado, tratan a los devotos de Krisna como secta “peligrosa”, no vienen un montón de rapados de naranja a querellarse, siguen cantando su hare krisna.
Si los diarios y canales siguen mostrando a los mapuches como incendiarios terroristas, no se despide a nadie.
Pero si mencionas cualquier cosa que tenga relación con el judaísmo, salta Zaliasnik con su garrote, demandas y cartitas amenazantes. Aunque a la comunidad judía ni le interese.

1 comentario:

vasili zaitsev dijo...

La carta de rechazo de don Gabriel Zaliasnik contra la columna del señor Antonio Gil que provocó el despido del columnista del diario La Nación está plenamente justificada, ya que en dicha columna se pueden leer expresiones en las que se destaca a “Mammon, el demonio judío de la avaricia y la codicia", al cual se le imputan “las grandes desgracias que ha sufrido el país”, toda vez que dicha divinidad, personificación “de la codicia y la avaricia” representa fielmente las principales inclinaciones a las cuales rinden culto el llamado “sionismo”, subderivado ideológico que entraña en sí los intereses de la burguesía que se reconoce a ella misma como “judía” además de los de sus compinches imperialistas, no sorprendiendo que los aludidos reaccionen.
El señor Gil, sólo se sirve de dicho ser mitológico (tal como han hecho incontables escritores, y como no, la propia tradición judía que lo vió nacer) para caracterizar el criterio de la maximización del beneficio de los propietarios del capital (codicia y avaricia, le llama) que se ha impuesto por sobre toda otra consideración, traduciéndose en las lamentables tragedias que enumera, imponiéndose así, por esto mismo, sobre la figura de la musa griega Melpómene. Esto es algo evidente para todos y no requiere de ningún exégeta que nos lo ilustre, así como que las responsabilidades son achacadas tanto al Estado y empresarios chilenos. Ahora bien, al señor Zaliasnik, con una agudeza de juicio insuperable, se le ocurre que el hecho de citar aquí a Mammon es una “espuria analogía”, un pretexto “para propagar el veneno del antisemitismo”, tal cual lo hecho en “Los protocolos de los sabios de Sión” o en “las campañas antisemitas del nazismo”, que apuntaría “de modo subrepticio” a “la demonización del Estado judío de Israel”.